Paraguay cuenta con 10.000 kilómetros de rutas pavimentadas que deben garantizar un buen servicio al usuario.
Entender las fases de vida de un proyecto vial resulta trascendental para el sector de la construcción. Al hablar de una ruta, se distinguen tres etapas: primero se estudia el proyecto y se visualiza la mejor traza para llegar de un punto a otro, eso se traduce en un proyecto ejecutivo que finalmente es el que se licita. Al licitarse, se le encarga a una empresa constructora que debe ejecutarlo en un plazo asignado. Finalmente, la empresa entrega la obra y, desde ese momento el Estado, como dueño de la ruta, se hace responsable y empieza la etapa de mantenimiento.
En el caso de Paraguay, las rutas se construyen con mucha calidad y tecnología, con buena competencia en cuanto a precio y calidad. Sin embargo, las altas temperaturas y el descenso por las noches favorecen la aparición de fisuras, por lo que taparlas de forma temprana evita que se extiendan. Al no contar con la etapa de mantenimiento como algo necesario, el desgaste se vuelve inevitable, repararlas resulta más costoso y se genera una molestia al usuario con el deterioro del servicio.
El mantenimiento de una ruta abarca múltiples acciones, desde lo que hace a la seguridad vial y a la señalización, como la pintura del asfalto y el buen estado de barandas; hasta la limpieza de franja de dominio para que los pastos y árboles no dificulten la visibilidad de los conductores.
Desde hace 8 años aproximadamente en el país iniciaron los contratos en formato GEMANS (Gestión y Mantenimiento por Niveles de Servicio) y CREMA (Contratos de Rehabilitación y Mantenimiento), con los que se consigue una puesta a punto de la ruta y luego un mantenimiento por cinco años. Hoy en día se cuenta con 4.000 kilómetros de rutas nuevas, además de las que ya existían (llegando a los 10.000 kilómetros de ruta pavimentada), las cuales deben ser atendidas para que el servicio no se deteriore.
Las rutas son activos importantes para el país, potencian la economía y la accesibilidad. En la etapa de mantenimiento se garantiza la vida útil de la ruta. En caso de que no se tenga prevista, el proyecto termina siendo más costoso. Es por ello que las tres etapas son importantes en igual medida.