En un país con baja accesibilidad social y un déficit en infraestructura, los contratos de rehabilitación y mantenimiento (CREMA) aportan eficiencia a la gestión vial.
Los Contratos de Rehabilitación y Mantenimiento, por acrónimo denominados CREMA, integran una etapa inicial de reconstrucción de una infraestructura vial existente más su conservación en un periodo de tiempo que puede variar entre 5 a 10 años. La duración de estos contratos se relaciona con los ciclos de vida de los pavimentos que se rehabilitan, y se consideran como buena práctica en la gestión vial.
El principal objetivo de este tipo de contratos es maximizar la vida de las redes viales gestionadas, garantizando una condición adecuada al final del plazo. Otros objetivos son:
- Mantenimiento del nivel de servicio al usuario bajo estándares predefinidos
- Planificación estratégica de la administración en forma plurianual proyectando el deterioro
- Sostenibilidad de las inversiones iniciales en el tiempo mediante políticas de mantenimiento periódico y rutinario
- Reducción de los procesos administrativos de contratación anual, al generar contratos por varios años
- Disminución de los tiempos de control de calidad y recursos de la administración
- Seguimiento por resultados y cronograma de hitos
En informes del Banco Mundial y el BID se coincide en que los CREMA que integran la rehabilitación con el mantenimiento de la carretera en un mismo contrato por niveles de servicio tienen la virtud de generar los incentivos adecuados para que las empresas realicen las obras con un mayor estándar de calidad. Finalmente, se constituye en una modalidad flexible que puede adoptar distintas formas que otorga niveles superiores de servicio de redes viales y, por lo tanto, aumentan la satisfacción de los usuarios.