La construcción es un sector que atrae, forma y fideliza al talento nacional, sin distinción de edad o ubicación geográfica. Javier Colmán es una de muchas historias que ilustran esta realidad.
“Comencé como ayudante en una obra, me dieron la oportunidad de aprender la operación de maquinarias durante la ejecución del proyecto”, recordó Javier Colmán (44 años). Aunque no poseía formación técnica, esa oportunidad fue el punto de partida para convertirse en profesional y hoy lleva siete años trabajando como operador certificado.
“Asistí al curso de operación de maquinaria pesada en el SNPP y obtuve mi registro y carnet profesional”, contó orgulloso.
Su caso refleja el papel crucial de las obras no solo como fuente de empleo, sino también como espacio de aprendizaje práctico que permite la movilidad laboral y la inclusión económica.
“La construcción me ayudó mucho, y hoy con mi sueldo también estoy ayudando a otros”, relata. Su impacto económico no se limita al ingreso familiar. Colmán destaca cómo el dinamismo de una obra genera un microecosistema productivo a su alrededor.“Compramos a las personas que venden sándwiches, jugos y otros productos por la zona”, señaló.
Este tipo de testimonio refuerza el llamado de los gremios de la construcción y las instituciones formativas a consolidar políticas públicas que promuevan la capacitación técnica, la formalización del trabajo y la integración de más jóvenes al sector.